PROCESOS GEOLÓGICOS INTERNOS

Los procesos geológicos internos son los responsables de la creación de nuevos relieves.

Los terremotos, las erupciones volcánicas, el levantamiento de cadenas montañosas... son desencadenados por la energía interna de la Tierra (cuando las placas litosféricas se separan, la deriva continental y la expansión de la corteza oceánica ponen en acción fuerzas dinámicas asentadas a grandes profundidades). Todos estos procesos tienen una causa primaria común, que es la existencia de masas de roca fundida en el interior de la Tierra que se mueven por convección y, en última instancia, la causa de todo ello es el calor interno de la Tierra. Este calor tiene dos orígenes básicos: el calor residual de formación del planeta, y el calor radiactivo generado por la desintegración de los elementos radiactivos que forman parte de algunos minerales. El calor residual procede, fundamentalmente, del núcleo terrestre, y se transmite por convección a las capas más externas. El calor radiactivo sólo se transmite por conducción. Este modo de transmisión de calor es muy poco eficaz, por lo que sólo resulta importante en las rocas de la corteza terrestre, siendo éstos responsables de la construcción continua del nuevo relieve. Aunque algunos de estos procesos, como la formación de una cordillera, son lentos, otros llegan a tener un carácter violento e inesperado.